Extirpación sencilla de pólipos de ano y recto

Los Pólipos anales o rectales son formaciones o crecimientos anormales que crecen en el interior de la mucosa anal o rectal. La mayoría son benignos, es decir no cancerosos. Un reducido número de ellos pueden ser precancerosos, o lo que es lo mismo, que con el tiempo pueden convertirse en cáncer. Y otros son de inicio ya cancerosos o malignos.

¿Cómo son los pólipos anales?

Los pólipos anales y rectales pueden variar considerablemente de tamaño. En la mayoría de veces su tamaño depende del tiempo que se haya tardado en detectarlos y extirparlos. Porque su crecimiento, si es benigno, suele ser lento y larvado. Otras veces puede ser maligno con un crecimiento más rápido y complicado.

En cuanto a sus formas, los encontramos en su mayoría con un tallo, cuello o pedículo que une el pólipo a la mucosa anal o rectal. Mientras que otros carecen de este pedículo o cuello, formando una masa compacta unida a la mucosa anorectal. 

La mayoría de los pólipos suelen ser asintomáticos, es decir, no dan síntomas en las primeras fases de su crecimiento. Dando síntomas cuando su crecimiento o  aumento de tamaño les provoca una ulceración del propio pólipo o un desgarro de su pedículo o cuello. Es entonces cuando se produce una hemorragia o sangrado leve visible en las deposiciones y que se conoce con el nombre de Rectorragia. Esta rectorragia o hemorragia por el ano, puede llegar a ser tan importante que provoque la visita del paciente a urgencias, o que esta pérdida abundante y continua de sangre, le produzca una anemia de importancia variable en relación con la sangre perdida.

Otras veces el pólipo rectal es tan grande o su tallo o pedículo tan largo, que desciende y asoma por el ano al exterior.

Qué hacer ante un pólipo rectal

Cuando ocurre algo de lo anteriormente descrito, la visita al proctólogo se hace obligada. En dicha visita, su proctólogo de confianza le puede diagnosticar la existencia de pólipos, bien por la inspección visual de la zona, si el pólipo asoma fuera del ano, haciendo un diagnóstico diferencial con otras patologías o afecciones que se pueden confundir con el pólipo como es una hemorroide, o un prolapso de la mucosa rectal, etc. Bien, mediante un tacto rectal, es decir, la inserción o introducción de un dedo enguantado en el ano y recto. O bien, por una anuscopia o rectoscopia, es decir la introducción de un tubo hueco y con un sistema de luz que permite al proctólogo visualizar la existencia de pólipos anales o rectales en el interior de la luz del ano o recto.

En nuestra Clínica Proctológica, cuando el proctólogo ha diagnosticado un pólipo, suele recomendar su eliminación o extirpación quirúrgica mediante una sencilla intervención, previa anestesia local, de forma ambulatoria y sin apenas molestias. Posteriormente, realizamos  anuscopias y rectoscopias para el seguimiento de esta afección en diferentes intervalos de tiempo, para asegurarnos de que no vuelven a aparecer otros, y si aparecen eliminarlos en una fase inicial. Ya que la extirpación de un primer pólipo no elimina la posibilidad de aparición de otros posteriormente.

Desafortunadamente, no sabemos en la mayoría de casos cuál es la causa de su aparición, por lo que la profilaxis o prevención es prácticamente imposible.

Por todo esto, ante cualquier sangrado en las deposiciones o aparición de cualquier inflamación o “bulto”, nuestra recomendación es que acuda a un proctólogo con experiencia que le diagnostique y trate la causa. En Clínica Proctológica del Dr. Tomás Paco llevamos 35 años tratando con éxito estas afecciones.

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Categoría Cirugía anal y perianal

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