Qué son y por qué se producen las fístulas anales. ¿Cuál es su tratamiento definitivo?
La Fístula anal o perianal es un proceso infeccioso localizado en la vecindad o proximidad al ano. Es como un “túnel” que comunica el interior del canal anal con el exterior, con la piel. Tiene pues, siempre, un orificio interno en ano y otro externo en piel.
Origen de la fístula anal
Suele tener su origen en un forúnculo (grano), es decir, en una infección que se produce en algún folículo piloso, glándula sudorípara o sebácea (lo que popularmente se denomina “poro” de la piel), produciendo el no menos popular y conocido “grano”. Dicho “grano” puede expandirse y llegar a contactar con el ano. En ese momento la infección se agrava, porque desde ese momento la infección tiene una fuente de alimentación continua por los gérmenes que anidan en ano y recto, provocando el trayecto fistuloso.
Otras veces es un “cuerpo extraño” (espinas de pescado, huesecillos, semillas, etc.) que se impacta en las paredes de ano o recto en el momento de la deposición, produciendo una infección de la zona, que posteriormente producirá un absceso intra o perianal, dando paso a la Fístula Perianal.
Drenaje del absceso
Cuando se ha producido el absceso intra o perianal, el paciente nota dolor en la zona, inflamación, enrojecimiento o tumefacción, malestar general, incluso fiebre. Es el paso previo a la producción de la Fístula. En este estadío, el absceso puede drenar espontáneamente, o el paciente acuciado por el dolor busca una solución urgente en el proctólogo. Dicha solución no es otra que el drenaje del absceso, permitiendo la salida del pus almacenado. En nuestra Clínica, se realiza de forma sencilla, previa anestesia local. El paciente nota mejoría desde el primer instante, pudiendo posteriormente desarrollar su actividad laboral normal.
Intervención inmediata de la fístula
Posteriormente, SIEMPRE, hay que operar el trayecto fistuloso o hacer una exéresis o extirpación de la cápsula del absceso. Ya que si no se toma esta medida inmediata, el absceso se volverá a llenar de pus o quedará una fístula con supuración continua o intermitente de pus, provocando crisis de dolor y lo que es peor, agravamiento de la Fístula Perianal. Ya que esta fístula puede producir innumerables trayectos superficiales, complicando la solución quirúrgica de dichas fístulas o incluso, producir trayectos profundos de difícil o imposible solución quirúrgica. Por tanto, es muy importante, que en la aparición de los primeros síntomas, el paciente se ponga en contacto con un proctólogo experimentado, que le dé solución inmediata, antes de su complicación irreversible.
En nuestra opinión, TODOS los abscesos van seguidos de la producción de una Fístula, y en cualquiera de los dos estadíos hay que INTERVENIR DE URGENCIA para que no se compliquen.
Con demasiada frecuencia, asistimos a pacientes que han perdido tiempo en el diagnóstico y tratamiento de estos procesos, con el resultado de agravamiento o complicación de los mismos, y que hacen más difícil su solución. Solución que siempre es quirúrgica, ya que los antibióticos por vía general o las curas a nivel local, no son una solución definitiva.
En Clínica Proctológica, realizamos cirugía en el mismo momento que se detectan estas patologías, si el paciente lo desea, previa anestesia local y sin baja laboral. El paciente puede seguir desarrollando su actividad profesional desde el mismo día de la intervención. Las curas NO SON DOLOROSAS, no se hacen drenajes con introducción de gasas, tan molestos para los pacientes.
Otras técnicas, no quirúrgicas, no han demostrado científicamente, ni estadísticamente, ser más efectivas que la cirugía. Instamos desde aquí a todos aquellos pacientes que padezcan de este tipo de dolencias, para que no se dejen engañar y no pierdan un tiempo precioso en tratamientos alternativos a la cirugía que NUNCA le van a dar solución definitiva.